lunes, 8 de septiembre de 2008

Dolores Hidalgo, Gto. - Pueblo Mágico


Encarrilados que andamos ya en los festejos patrios, déjeme compartirle lo que encierra este Pueblo Mágico de donde salió el espíritu libertario que hizo de nuestra nación un país soberano y que pudo a fuerza de sacrificios independizarse de la corona española.


No me atrevo a comparar Sombrerete con Dolores Hidalgo porque la hazaña que realizó este pueblo es única e irrepetible. Seguramente quienes visitan Dolores Hidalgo lo hacen con el propósito de reencontrarse con aquel capítulo de nuestra historia y vivir un poco más de cerca aquel inolvidable momento cuando los mexicanos decidieron luchar por su libertad.


El espíritu de la Independencia aún se respira en Dolores Hidalgo. Al centro de la ciudad la imagen del cura Miguel Hidalgo invita a recorrer sus calles u monumentos que guardan los testimonios de esa gesta heroica. Su belleza y presencia colonial se combinan con la sabiduría de su gente que orgullosa resguarda los tesoros de la mexicanidad.


Distinguida como la Cuna de la Independencia, es una emblemática y típica ciudad de provincia. Cuenta con varios monumentos históricos, digna de visitarse. Lo primero que salta a la vista es la belleza de la arquitectura del centro y su gente amable. El comercio y la agricultura forman parte importante de la economía del lugar. Todos estos atributos han hecho de Dolores Hidalgo un Pueblo Mágico.


Localizado frente a la plaza principal, la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores es el edificio más visitado de la ciudad; se considera uno de los mejores ejemplos del barroco de finales del siglo XVI. Lo más sobresaliente de su portada es la concha que remata al arco de acceso, así como las columnas estípites que enmarcan imágenes religiosas en sus nichos. En su interior se conservan dos bellos retablos, uno dedicado a la Virgen de Guadalupe y otro a San José. Hace casi 200 años, en uno de sus campanarios estaba la campana que sonó la madrugada del 16 de septiembre de 1810.


Ubicada en el extremo suroeste de la plaza principal, se encuentra la señorial casona de finales del siglo XVIII propiedad de Nicolás Fernández del Rincón, conocida como la Casa de Visitas, en cuya bella y elegante portada de estilo barroco destacan los arcos lobulados del primer nivel y una cornisa que en el centro se adorna con una cruz.


El Museo Casa Hidalgo, en la que vivió don Miguel Hidalgo y Costilla, data de finales del siglo XVIII. En las habitaciones se recreó el ambiente de la época, ahí se exhiben algunos documentos de la guerra de Independencia y pertenencias del Padre de la Patria como sus vestimentas sacerdotales, un estandarte de la Virgen de Guadalupe y el primer bando de abolición de la esclavitud. Hoy se resguarda una urna funeraria con sus restos.


En lo que antes fuera la Casa de Abasolo, ahora se encuentra la Presidencia Municipal. Adquirida por el Ayuntamiento en 1906, es un edificio de dos plantas, en el primer nivel luce una arcada y en el segundo, sencillos balcones.


Infinidad de piezas multicolores pueden verse en Dolores Hidalgo, es fácil encontrar cerámica, talavera y barro expuestos en los pequeños talleres. Se cree que esta actividad se practica porque el cura Hidalgo la infundió en algunos habitantes y se ha heredado por generaciones. También se realiza la talla en madera, la peletería y el cultivo de gusano de seda. Podrá encontrar muebles rústicos y artículos ornamentales elaborados en barro vidriado y policromado.


Los platillos más populares en Dolores Hidalgo son el mole y los chiles rellenos. Pero lo que le ha dado más fama son los exóticos sabores de los helados y las nieves, los hay de cerveza, camarón, tequila, queso, nopal, aguacate y mantecado Ya después del postre, nada como terminar la comida con un buen tequila.


A tan sólo 8 km de Dolores Hidalgo se encuentra la Hacienda de la Erre, una de las haciendas más antiguas del país que en la lucha por la Independencia fue el primer cuartel del ejército insurgente. Sus terrenos fueron comprados por el párroco Alvaro de Osio y Ocampo, quien los donó a los vecinos para establecer los límites originales de la población. Visitar San Miguel de Allende es encontrar uno de los sitios más bellos de Guanajuato. Fundado en 1542, por el fraile Juan de San Miguel, el pueblo se estableció en territorio habitado por indígenas purépechas. Su rápido desarrollo comercial se debió a su posición privilegiada en la ruta hacia las ciudades mineras.


A finales del siglo XVIII recibió el título de pueblo, pero fue hasta la segunda mitad del siglo XIX, cuando alcanzó el grado de ciudad. Se reconoció su importancia histórica con el nombre de Hidalgo, en honor de don Miguel Hidalgo y Costilla, quien la madrugada del 16 de septiembre de 1810, en el atrio de la parroquia de Nuestra Señora de Dolores, llamó a la población ahí reunida a tornar las armas y luchar por la Independencia de México.


Como decía al inicio de esta redacción, es imposible y además innecesario comparar Sombrerete con este pueblo mágico o con cualquier otro, dado que cada uno tiene su propia historia que ofrecer a los visitantes. Es menester que los sombreretenses rescatemos nuestra historia y la compartamos con quienes vienen a este rincón zacatecano. Es menester que todos, niños, jóvenes, adultos, ancianos, hombres, mujeres, conozcamos los capítulos más relevantes de la historia de nuestro Sombrerete para que con orgullo la podamos difundir a quien se interese en conocerla. Esa será una parte fundamental del valor mágico que tendrá nuestro pueblo.


Yo escribo y usted me lee; gracias por eso.


Alonso Salas Ochoa.

miércoles, 20 de agosto de 2008

Tequila, Jal. Pueblo Mágico


Nomás de oír nombrar este pueblo se me hace agua la boca. Por algo se ha convertido en un elemento nacional con el que mundialmente se identifica a nuestro México. Por cierto, nada con exceso, todo con medida…es probete…

Hasta la fecha no he tenido oportunidad de conocer Tequila (el pueblo, por supuesto) pero espero hacerlo pronto. Son ya varias las invitaciones que caen en mi buzón y no pienso desaprovecharlas; nomás es cuestión de que la agenda se acomode y por allá estaremos prestos y dispuestos para visitar a los ingenieros Antonio Álvarez Escalera y Víctor Barba Arellano y hacerle los honores con unos cuantos caballitos debidamente acompañados por su sangrita y su limón.

Ahora, déjeme compartirle qué ofrece Tequila, Jalisco a los visitantes y al mundo entero.

Orgulloso productor de la mundialmente afamada bebida espirituosa que lleva su nombre, Tequila es magia que se vive en sus azulados paisajes de agave, en sus calles y templos plagados de historia. Lugar donde todos los sentidos se ven halagados a través de sutiles sabores u olores, vivas festividades y tradiciones que invitan a regresar.

Tequila, "lugar en que se corta" o "lugar de tributos", se ubica a menos de 60 km de la ciudad de Guadalajara, en la región centro-norte del estado de Jalisco. De agradable clima cálido y semiseco, su temperatura media anual es de 23°C. Fue habitado originalmente por tribus chichimecas, otomíes, toltecas y nahuatlacas hasta que en 1530 fue conquistada por los españoles.

Recorrer sus calles es internarse en las leyendas y cautivarse con su cultura y naturaleza. En el centro del pueblo vale la pena visitar el Templo de Santiago Apóstol, maravillosa edificación en piedra del siglo XVII, que refleja los atardeceres en su fachada. Destaca su interesante retablo principal de estilo neoclásico, los querubines y columnas dóricas que adornan su fachada y la estatua de Santo Toribio Romo en su atrio.

Otro gran sitio de interés que no debe perderse, es el Santuario de la Santa Cruz, ubicado en lo alto de una colina, este antiguo santuario remodelado, es punto de encuentro de los devotos que con rituales y danzas autóctonas, acuden cada 3 de mayo a celebrar a la Santa Cruz. Desde ahí, la vista de Tequila resulta impresionante.

Un sitio excelente para pasar el día es la Barranca de Tequila, lugar maravilloso que no se queda atrás en la espectacularidad de su vista, ahí, tomar un baño de aguas de manantial es todo un placer. Entre la naturaleza de esta barranca se encuentra el Templo de Santo Toribio Romo edificado en el sitio donde fue torturado este mártir durante la sangrienta guerra cristera, que en esta región persiguió a los sacerdotes con mayor ahínco.

El encuentro con este Pueblo Mágico se puede completar visitando la Capilla de los Desamparados de 1536. Este sitio destaca por ser el primer centro evangelizador de la región por iniciativa de Fray Juan de Calero, quien murió tras la insurrección indígena de 1541.

Estar en Tequila sin descubrir los secretos que esconde la mítica bebida que ha vuelto famosa a la región, es no conocerla, se recomienda visitar el Museo Nacional del Tequila. Alojado en una casona del siglo XIX, el museo recorre el proceso de elaboración de la bebida desde la época prehispánica hasta nuestros días. Sorprende la extensa y variada colección de botellas de tequila que exhibe, dentro de las que destaca la botella de tequila más grande del mundo.

Es tal la pasión por dicha bebida que se ha vuelto en algunos, una tradición familiar muy arraigada, de ello da cuenta el Museo Recinto Javier Sauza Mora. Antigua casa de la familia Sauza, célebre por la fabricación y promoción del tequila. Su valor radica en que conserva algunos muebles originales, reconocimientos y un interesante mural con la historia de la elaboración del tequila.

Gran parte de la producción artesanal de Tequila gira en torno a su famosa bebida por lo que es común encontrar castañas y barrilitos hechos a base de madera procedente del roble "palo colorado". También se encuentran ánforas forradas y grabadas en piel de cerdo, piezas en barro como cántaros y jarros de la región, algunos, provenientes de otras partes de Jalisco. Los talleres talabarteros ofrecen artículos de piel como huaraches y cinturones.

El típico sabor jalisciense se expresa de modo especial en la cocina de Tequila. Delicias como la jugosa birria o el clásico pozole, son manjares que uno no puede dejar de probar. También hay ricas enchiladas y mariscos preparados en diferentes recetas locales. Todo ello acompañado, por supuesto, de un buen caballito de tequila, ya sea blanco, joven, reposado, añejo o extra añejo, según el gusto

Las zonas cercanas al pueblo de Tequila ofrecen excelentes atractivos al visitante, uno de ellos es el paisaje agavero, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en 2006.
Un lugar obligado para los amantes de la naturaleza es el Volcán de Tequila. Gran coloso inactivo rodeado de bosque con especies como el pino, encino y palo colorado, desde donde se pueden avistar los valles de Tequila y Atemajac, pues tiene una altitud cercana a los 3,000 msnm. En el cráter se puede practicar el paracaidismo (sky-diving).

A 62 km de Tequila, en la población de Teuchitlán, se halla la Presa La Vega, hermoso cuerpo de agua donde se puede pescar lobina, bagre, carpa y tilapia, o comer en alguno de los restaurantes donde se preparan deliciosos mariscos.

Después de conocer un poco de Tequila, pudiéramos pensar que Sombrerete no ofrece actualmente una bebida que sea denominación de origen, pero… ¿por qué no pensar que en un futuro cercano se pudiera producir algún alimento o bebida típica de nuestra región y comercializarla a nivel nacional e incluso a nivel internacional?...de que se puede, ¡se puede!

Este reto de convertirnos en Pueblo Mágico es en sí un reto de superación para cada uno de nosotros. Estamos ante la gran oportunidad de aprovechar nuestra imaginación, nuestra creatividad, nuestra inteligencia y nuestro talento para crear un producto o un servicio que satisfaga a nuestros visitantes y con ello contribuir a hacer de Sombrerete un lugar ideal para el turismo. De mi se acuerda.


Yo escribo y usted me lee; gracias por eso.
Alonso Salas Ochoa.

lunes, 11 de agosto de 2008

Pátzcuaro, Mich. Pueblo Mágico


Hace un par de años, disfrutando de las vacaciones de verano, tuvimos la feliz ocurrencia de caerle a nuestro gran amigo el Misionero Xaveriano Humberto Vega a su natal Zamora, Mich. Aprovechando que ya andábamos por aquellas rutas, decidimos turistiar en Pátzcuaro, navegar en su lago y visitar Janitzio. ¡Verdaderamente es una experiencia formidable! Recorrer Pátzcuaro es regresarte en el tiempo e introducirte en la tradición purépecha. Desde mi punto de vista, caminando por sus calles y hablando con su gente es como el turista vive lo mejor de las culturas de nuestros Pueblos Mágicos.

Asentado en las márgenes del Lago de Pátzcuaro, éste Pueblo Mágico cobra un encanto especial por la vegetación que lo rodea, la uniformidad de sus casas y la presencia de un pasado colonial manifiesto en los templos, conventos y casonas señoriales que enmarcan sus plazuelas. De belleza pródiga, "la puerta del cielo", como se traduce Pátzcuaro, es uno de los escenarios naturales más admirados de México.

Ubicado a unos 56 kilómetros al suroeste de Morelia, en Pátzcuaro se respira ese aire provinciano que da la gente en conjunción con su entorno. Los habitantes han aprovechado los beneficios de los suelos volcánicos para el desarrollo de huertas y flores espectaculares como la begonia, representativa de la localidad, además de bugambilias, rosas, malvones y otras plantas usadas incluso para fines curativos.

Esta población es prácticamente la realización de la utopía para los amantes de lo típico y lo bonito. Recorrer sus calles tiene una lógica, las plazas aparecen circundadas por magníficas casonas virreinales y edificios coloniales, entre ellos destaca el Antiguo Colegio de San Nicolás, centro de enseñanza jesuita de estilo barroco, fundado en el siglo XVI por don Vasco de Quiroga. Su portada de forma ochavada y la interesante alineación de arcos y columnas con la entrada y el vestíbulo, la convierten en uno de los sitios más admirados. Ahora este inmueble funciona como Museo de Artes Populares sólo unos metros, entre calles empedradas, se encuentra la Casa de los Once Patios, que fuera el convento dominico de Santa Catarina, establecido en 1747. Las modificaciones en el trazo urbano permitieron sólo la conservación de cinco de sus patios originales, excelentes representantes de la belleza artística del antiguo edificio, con sus arcadas, columnas de piedra y aleros de teja.

El templo del Sagrario fue edificado en el siglo XVII y sirvió como anexo al convento de las religiosas de Santa Catarina. Otras iglesias llamativas de Pátzcuaro son la Basílica de la Virgen de la Salud, donde don Vasco de Quiroga fundó la catedral en 1538. La obra barroca pero austera de San Agustín, hoy Biblioteca Pública Gertrudis Bocanegra; La Compañía, templo jesuita iniciado en 1585 y concluido en el siglo XVII; y El Humilladero, capilla del siglo XVI en cuyo interior se conserva una interesante cruz pétrea hecha por los misioneros de esos tiempos.

Visitar Pátzcuaro y no disfrutar de las siete islas del lago sería un error, en conjunto albergan curiosos pueblitos de imagen típicamente michoacana. La más famosa es Janitzio, célebre por una película en la que actuó María Félix; además de ser una importante productora de pescado blanco, especialidad de la cocina de la región. Jarácuaro, distinguida por sus habitantes que aún conservan el habla y costumbres purépechas. Pacanda, destaca por la laguna en su interior. Tecuena, es la isla más pequeña, ideal para un paseo tranquilo. Urandenes, es un conjunto de tres islas con canales, se caracteriza por la recolección de pescado blanco y las redes mariposas empleadas para dicha actividad. Yunuén tiene una forma peculiar, de media luna; su belleza radica en la población de garzas que ahí habitan. Finalmente está Copujo, un terreno bajo que a veces puede ser inundado o cubierto por vegetación acuática.

La identidad purépecha se refleja en cada objeto elaborado por los artesanos michoacanos de la región de Pátzcuaro, expertos en trabajar la plata y el cobre, elementos manejados ya por los indígenas desde tiempos prehispánicos. Figuran en su artesanía incrustaciones de oro en piezas de laca; ollas y vasijas de barro, joyería, muebles, guitarras y textiles bordados a mano. La tradicional actividad de la pesca en el lago de Pátzcuaro es representado en el distinguido diseño de aretes y collares, obras de arte, hechas a base de la forja con el fin de lograr mayor detalle en el grabado.

En los alrededores de Pátzcuaro se siembra mucho maíz y ello se ve reflejado en su gastronomía, la cual destaca por la variedad de tamales exquisitos de origen prehispánico, entre ellos los conocidos como "tarascos" con fresco pescado blanco, los de ceniza y los de zarzamora, mejor si se acompañan con atole o chocolate caliente, las corundas triangulares hechas con frijoles y carne de cerdo y los uchepos. Hay que saborear la deliciosa sopa tarasca que lleva tortilla, salsa de jitomate y queso. No olvide probar un buen trago de charanda, aguardiente de caña, que le dará el toque final a su comida.

La magia de Pátzcuaro se despliega al Lago de Zirahuén, con aguas de azul intenso y cerros boscosos que lo rodean. En sus orillas es posible acampar, especialmente en el paraje denominado Rincón de Agua Verde y también en el pueblo adyacente de Zirahuén. Al norte del lago de Pátzcuaro, en Santa Fe de la Laguna destaca la silueta del El Zirate, uno de los volcanes más elevados de la región, de más de 3,300 metros de altitud; ideal para los excursionistas y caminantes de montaña. A 43 kilómetros al sur de Pátzcuaro está Ario de Rosales, zona de protección forestal donde los conos ígneos aparecen cubiertos por bosques de coníferas. Erongarícuaro puede visitarse para conocer las artesanías y Santa Clara del Cobre, productores de una de las obras de metal martillado más reconocidas en el mundo.
Las zonas arqueológicas de Ihuatzio y Tzintzuntzan destacan por sus construcciones ceremoniales piramidales semicirculares conocidas como "yácatas".

Aquí tenemos mis estimados sombreretenses, otro ejemplo de un Pueblo Mágico que, aprovechando las riquezas que la naturaleza le prodigó, conservando sus antiguas edificaciones y manteniendo vivas sus tradiciones y costumbres, se ha posicionado como uno de los destinos preferidos de nacionales y extranjeros.

Recuerden que la competencia es fuerte, pues son ya más de treinta Pueblos Mágicos que seguramente en un futuro cercano serán nuestros adversarios a vencer. Es necesario ofrecer atractivos que nos permitan “llevar mano” y ganar la partida.
Yo escribo y usted me lee; gracias por eso.
Alonso Salas Ochoa.

lunes, 28 de julio de 2008

Creel, Chihuahua; Pueblo Mágico


De varias maneras me llegó la posibilidad de adentrarme en una cultura admirable. La cultura tarahumara.
Dios me dio la oportunidad de conocer a un sacerdote jesuita que dedicó su apostolado evangelizando y que ahí, en la Sierra Tarahumara, en un fatal accidente aéreo, encontró al Jesucristo que siempre proclamó. Juan Manuel Villalobos fue un misionero que entregó cuerpo y alma a los indios tarahumara. Descanse en Paz.

Asimismo, de niño, durante mis vacaciones de verano, conocí y conviví con tarahumaras cuando tuve la posibilidad de visitar a una de mis hermanas que vivió en los límites de Chihuahua y Sinaloa, muy cerca de las márgenes del Rio Fuerte. Pasar mis vacaciones en esos parajes rodeados de verdes montes, de riachuelos y de una fauna desconocida por mí fue una gran experiencia de vida.

Por todo lo anterior, hoy quiero compartirles el perfil de Creel, Pueblo Mágico de Chihuahua.
Creel es la puerta a dos parajes de maravilla: el mágico mundo de los tarahumaras y las portentosas Barrancas del Cobre. Todo lo que se le puede pedir a la Sierra Madre Occidental se encuentra aquí: enormes formaciones rocosas, románticos lagos, bosques interminables y cascadas de ensueño, que vistas desde lo alto son un poema a la naturaleza.

Llamado originalmente Rochivo por los rarámuri, se ubica a 247 kilómetros al sureste de la ciudad de Chihuahua, sobre las partes altas de la Sierra Madre Occidental, conocida como Sierra Tarahumara. En 1907, al ser inaugurada la estación del tren, se le dio su actual nombre, en honor al famoso gobernador local Enrique Creel. Al paso de las décadas, este ganó importancia por su industria maderera y como nudo de comunicaciones de la sierra. Los viajeros descubrieron poco a poco los múltiples atractivos naturales que lo rodean. Hoy es un punto imprescindible de todo viaje al Estado Grande.

Lo más notable de este agradable pueblo maderero está en la Plaza de Armas y sus alrededores inmediatos. En medio de la explanada arbolada hay un sencillo quiosco y un monumento a Enrique Creel. En la esquina noreste de la plaza se levanta la Iglesia de Cristo Rey de estilo neogótico y junto a ella, el Templo de Nuestra Señora de Lourdes, ambas construcciones muy austeras del siglo XX. En el costado poniente de la plaza no hay que perderse la Casa y Museo de las Artesanías, dedicado a los rarámuri. Además de un interesante acervo de piezas históricas, utensilios de uso cotidiano y fotografías; su tienda ofrece una gran variedad de artesanías. Hacia el poniente del pueblo, hay un mirador natural en lo alto de una colina, donde se encuentra un Monumento a Cristo Rey, una imagen de ocho metros de altura de Jesucristo con los brazos abiertos, que ya es una figura emblemática de Creel.

A escasos kilómetros al sureste del centro de Creel está San Ignacio Arareco. Si no se ven casas alrededor es porque sus habitantes tarahumaras viven dispersos en el bosque circundante. Ahí vale la pena observar su vieja iglesia de piedra, la misión, que es el centro de reunión de la comunidad y donde realizan sus celebraciones ancestrales. Hay varios parajes con grandes rocas a las que la erosión les ha dado formas muy caprichosas. Todas ellas muy parecidas al tesoro natural que tiene Sombrerete; Sierra de Órganos. Está el Valle de Los Hongos, el Valle de Las Ranas y, el más famoso de todos, el Valle de los Monjes, a veces llamado "Valle de los Dioses". Ahí se yerguen gigantescas peñas verticales, algunas de las cuales superan los 50 metros de altura.

Un par de kilómetros más allá se encuentra el Lago de Arareco, un bellísimo cuerpo de agua en forma de herradura, con 40 hectáreas de superficie y rodeado de un sereno bosque de pinos. Este lugar cuenta con algunas cabañas campestres de alquiler.
La artesanía más tradicional de los rarámuri es la cestería, en especial los wares, que son canastas tejidas con palmillas. Pero en fechas recientes, han incursionado con gran maestría en productos de madera tallada, objetos decorativos y muebles; objetos de barro y artículos de lana. Asesorados por escuelas italianas, también comienzan a fabricar violines de una calidad extraordinaria.

La comida tradicional serrana destaca por sus productos deshidratados como la carne seca y los chiles secos. Ambos son ingredientes esenciales de uno de los platillos más típicos de la región: el delicioso caldillo de carne seca, fácil de encontrar en Creel, sabe mejor si lo acompaña con tortillas azules, del maíz que se da en la sierra. Ricos platillos se preparan con mariscos frescos, todos los días los trae el ferrocarril recién extraídos de la bahía de Topolobampo en Sinaloa.

Creel es puerta de entrada a las Barrancas del Cobre, ahí, puede contratar diversos tipos de excursiones que le permitan acercarse a ellas y ver su magnificencia. Desde ahí hay también transporte público a puntos como Batopilas, un viejo pueblo minero en el fondo de las barrancas. Una manera cómoda y espectacular de ver las barrancas es, por supuesto, desde el ferrocarril Chihuahua al Pacífico, El Chepe. La estación Divisadero, cuyo nombre hace honor a la vista que desde ahí se tiene, está a sólo hora y media de distancia. Aunque, claro, no faltan panorámicas maravillosas en el resto del trayecto hasta Los Mochis, Sinaloa.

De Creel puede llegar a Recowata, localizado 15 kilómetros al sur, donde hay un maravilloso manantial de aguas termales. Requiere un día para ser disfrutado y si prefiere puede acampar junto al manantial y admirar el paisaje en medio de la barranca. Otro sitio de fácil acceso es Cusárare, a 21 kilómetros al sureste de Creel, ahí puede visitar la misión Los Santos Cinco Señores de Cusárare construida en 1733 por los jesuitas, en su interior apreciará interesantes diseños tarahumaras. A unos pasos se encuentra el sorprendente Museo Loyola, con una excelente colección de arte sacro virreinal de la región serrana. A unos kilómetros, está la cascada de Cusárare, de 30 metros de altura, rodeada de un hermoso bosque. Entre julio y diciembre, las lluvias la hacen especialmente bonita. Otro lugar extraordinariamente bello y no muy lejano a Creel es la Cascada de Basaseachi, situada a 140 kilómetros al noroeste por carretera pavimentada.

Como usted verá amable lector, la competencia está dura; en Sombrerete tenemos que encontrar aquellos atractivos que nos permitan ofrecer algo más que otros Pueblos Mágicos.

Yo escribo y usted me lee; gracias por eso.
Alonso Salas Ochoa.

lunes, 7 de julio de 2008

Villa de Santiago, N.L - Pueblo Mágico


Hace algunos años cuando trabajaba como responsable de capacitación, el mero jefazo de la empresa, so pretexto de realizar un taller de planeación con el primer nivel (los meros picudos) de la organización me solicitó un lugar alejado del bullicio y de la falsa sociedad pero que tuviera todos los servicios necesarios de hospedaje, alimentación, aulas, teléfono, diversión, etc.

En aquellas fechas en Coahuila no encontré nada que cubriera estos requisitos y después de buscar un rato por los estados aledaños, encontré Bahía Escondida. Un verdadero paraíso en las montañas que vigilan a la ciudad de Monterrey. Con este descubrimiento de pasó me encontré un Pueblo Mágico que verdaderamente se disfruta. Villa de Santiago, N.L. Ahora le cuento.

Asentado en las Cumbres de Monterrey, es un paraíso natural rodeado de cascadas, montañas, bosques, presas y cañones. Poblado encantador que en sus calles y viejas casonas refleja su belleza colonial. Su esplendor natural lo ha convertido en destino preferido para los amantes de los deportes extremos a la que llaman capital nacional del cañonismo.

El bonito pueblo virreinal de la Villa de Santiago ha sido desde hace décadas el escape tradicional de fin de semana de los regiomontanos. Y con toda razón, además de cercano, a sólo 33 km de la Macroplaza, siempre tiene algo para todos los gustos. Desde tranquilos rincones para relajarse y descansar, hasta actividades de aventura para dejar correr torrentes de adrenalina, pasando por espacios recreativos familiares y mil parajes naturales de belleza excepcional.

El centro, con sus calles empedradas y sus viejas casonas es uno de los espacios urbanos más bonitos del noreste de México. Sobran pretextos para caminarlo, lo primero por conocer es la Parroquia de Santiago Apóstol, ubicada frente a la plaza principal. Esta iglesia, terminada en 1854, tiene una portada de gusto barroco, un atrio con grandes escaleras y dos torres de desigual tamaño. En conjunto es una linda iglesia. A su izquierda, se encuentra el viejo Palacio Municipal que en 2007 fue acondicionado y reinaugurado como Museo de Historia de Santiago. Vale la pena echarle un vistazo a su acervo de monedas, vestidos, maquinaria, utensilios de cocina y otras piezas históricas que transportan al pasado.

Una cuadra atrás de la iglesia hay un mirador con una magnífica vista del valle donde se extiende la presa de la Boca. Frente a la iglesia, pero al otro lado de la plaza, está la Casa de la Cultura, que siempre tiene exposiciones temporales de arte. En la plaza y calles aledañas, el viajero encontrará hoteles, restaurantes, galerías de arte y tiendas de objetos decorativos, algunos de los cuales ocupan grandes casonas decimonónicas o de principios del siglo XX.

Muy cerca del centro de Santiago, al oriente de la carretera se encuentra la Presa de la Boca rodeada de grandes montañas. Fue construida en los años sesenta para garantizar el abasto de agua a Monterrey. En sus riberas hay infinidad de restaurantes, hoteles (aquí es donde está Bahía Escondida, hotel de extraordinaria funcionalidad y excelentes servicios) y embarcaderos. Se pueden tomar los paseos en catamarán para recorrer las tranquilas aguas de la presa, acompañados de música y bebida.

Al oriente de esta presa, por un ramal de unos 5 kilómetros que parte desde Cavazos, en lo alto de un cerro, se localiza una mina de barita hoy abandonada. Se le conoce como la Cueva de los Murciélagos o de Agapito Treviño, pues se dice que ahí escondió alguno de sus tesoros. Al caer el sol, salen de su enorme boca gigantescas nubes oscuras de murciélagos en busca de su alimento nocturno. Hay inclusive una pequeña plataforma junto a la carretera que funciona como mirador y es el mejor punto para observar este fenómeno.

Hay muchos restaurantes que ofrecen muy buena comida regional, donde se saborean platillos típicos como la carne asada, el "machacado", carne seca y desmenuzada que en otras partes de México se conoce como machaca con huevo, y el menudo. El platillo clásico de Santiago que nadie debe perderse es el asado de puerco, carne de cerdo guisada con salsa de chile rojo; normalmente va acompañado de arroz y frijoles "envenenados", fritos en la manteca del mismo cerdo que son una delicia.

Hay múltiples tiendas-talleres de muebles rústicos: comedores, bases de cama, armarios y mecedoras, en el poblado de Cavazos. También tiendas de artesanía en cantera: fuentes, imágenes de la Virgen y otras piezas con este material.

A 9 km al sur de Santiago está una joya natural, emblemática de Nuevo León, la Cascada Cola de Caballo. Esta preciosa cascada mide 25 metros de altura, en su sección principal se puede visitar todos los días del año. Junto a ella está el Hotel Hacienda Cola de Caballo que, entre otros servicios, cuenta con un mirador desde donde se practica el salto bungee. Por el mismo camino que lleva a la cascada se accede a múltiples rincones serranos con bosques de increíble belleza, como Puerto Gringo con un mirador espectacular, y el área de cabañas de alquiler de Ciénaga de González. Conforme uno se interna a la Sierra Madre Oriental, se aprecian lugares ideales para escalada en roca, rappel, espeleísmo (exploración de cavernas) y cañonismo. Con distinta longitud y grado de dificultad están los cañones de El Salto, El Laberinto, Hidrofobia, Chipitín, y el famoso Cañón de Matacanes, que es el que guarda las mayores bellezas por su gran diversidad, además el cañón tiene dos cuevas subacuáticas, rápeles, toboganes y saltos.

Finalmente le preguntó… ¿podremos los Sombreretenses hacer de nuestro pueblo un lugar para que los habitantes de Zacatecas capital o de Durango capital lo consideren su sitio de escape preferido?...sigo preguntando…¿nuestra Sierra de Órganos no tendrá lo necesario para que la gente practique la escalada en roca, el rappel, el espeleísmo o el campismo?

Yo escribo y usted me lee; gracias por eso.
Alonso Salas Ochoa.

martes, 24 de junio de 2008

Álamos, Sonora; Pueblo Mágico


Este año será muy importante para las aspiraciones de nuestro Sombrerete de llegar a ser reconocido como Pueblo Mágico. Esperemos así sea y que en breve recibamos esa importante distinción, sin embargo, mientras son peras o son manzanas, creo oportuno y prudente que los sombreretenses conozcamos con que se come y con que se toma este asunto.

Husmeando, como es mi costumbre, entre revistas y periódicos me encontré la Guía Especial de los Pueblos Mágicos de México publicado recientemente por la Secretaria de Turismo Federal. En este ejemplar están las descripciones de lo que ofrece cada Pueblo Mágico –incluido ya nuestro hermano Jerez- para los turistas.

Hoy iniciaremos un recorrido por la región norte de nuestro país y compartiré con ustedes una breve reseña de Álamos, Sonora de tal manera que podamos conocer con mayor detalle lo que ellos están haciendo y así despertar nuestra creatividad para cuando nos toque a nosotros definir nuestra oferta turística. Hay que recordar que cada uno de los que vivimos en Sombrerete tendremos que participar con algo para brindar una “magia verdadera” a quienes nos visiten.

Vayamos pues al Estado de Sonora y conozcamos a su único Pueblo Mágico.

Álamos es la población más bella y colonial del estado de Sonora, la ''ciudad de los portales" y tuvo su esplendor y su ocaso con la minería, pero mantiene su imagen de pueblo encantador. Su gente hospitalaria muestra con orgullo sus casas señoriales y callejuelas para ser recorridas a placer, y disfrutar la belleza natural representativa de las zonas semiáridas de Norteamérica.

Su origen se remonta en 1683 cuando se descubrió la veta de La Europea, al pie de la Sierra de Álamos, lo que condujo a su colonización. Fueron explotadas otras minas de plata, convirtiéndola en el Siglo XVIII, la ciudad más importante y rica del noroeste del país. Álamos acuñó valiosas monedas de oro, plata y cobre en el Siglo XIX, tras su declive minero quedó en el abandono. Sus actuales habitantes rescataron su imagen y hoy se puede caminar por sus calles apacibles y disfrutar en cada cuadra sus magníficas mansiones antiguas restauradas con bellos patios interiores, museos y edificios históricos.

Esta ciudad colonial alberga majestuosos edificios con peculiares arcos que la caracterizan, principalmente en el corazón de la ciudad donde se encuentra la plaza principal, lugar ideal para tomar un descanso entre sus jardines, su quiosco posee una antigüedad de más de 100 años. Junto a ella sobresale la fachada del Palacio Municipal, una construcción del año de 1899 en la que se observan columnas de hierro, grandes ventanas y una torre.

Un bello ejemplo de estilo barroco es el Templo de la Purísima Concepción, del Siglo XVIII, su elegante arquitectura tiene tres naves principales y su interior conserva muebles finos de madera de buena calidad. Otro espacio para hacer una pausa en el recorrido es La Alameda, cubierta por los grandes árboles que le dan nombre a esta población. Unos pasos más y está el Callejón del Beso, como en la ciudad de Guanajuato, aquí también han surgido historias de amor.

En Álamos, sus construcciones centenarias guardan un episodio de la historia de la región, de aquel esplendor minero quedan la Casa de Moneda, donde se acuñaron los minerales preciosos desde 1827 para México y otros países. El Museo Costumbrista de Sonora, instalado en una casona del siglo XVIII, exhibe fotografías, documentos y objetos del Álamos minero. Otro edificio histórico es la Antigua Cárcel, inmueble que data de la época de esplendor minero y ahora es la Casa de la Cultura.

En Álamos la artesanía es variada, hay artículos de palma, muebles de madera, objetos de latón, vidrio, barro y macramé, también textiles, tapetes, bordados de lana y sarapes. Se dice que la mejor carne está en Sonora, y en Álamos se disfrutan cortes de res al estilo norteamericano. Platillos tradicionales como el caldo de queso, el menudo, el puchero, el estofado, hígado encebollado y las tradicionales chivichangas de frijol y queso. En los postres pueden disfrutarse las cajetas de guayaba, conserva de limón y empanadas de guayaba y cajeta de leche. La bebida tradicional del estado es el bacanora, preparada con una cactácea y mezcal.

A 10 kilómetros al oeste de Álamos se encuentra La Aduana, uno de los antiguos centros mineros de la región, donde destaca la iglesia de la Virgen de la Balvanera. Para contemplar el paisaje del valle, está el mirador de la cima del Cerro del Perico, es posible llegar en vehículo. Para aquellos que gusten de la observación de aves, visite el Área Natural Protegida Sierra de Álamos - Río Cuchujaqui donde además hay cuerpos de agua para pescar y sitios para recorrer en bicicleta de montaña o en caballo. Para los buscadores de la actividad cinegética, en el Rancho Tres Marías se permite la cacería de codorniz, conejo, paloma, liebre y jabalí. Un buen lugar para realizar paseos en lancha es la presa Adolfo Ruiz Cortines, conocida también como Mocúzarit, donde además puede pescarse lobina o bagre y en su temporada permitida es posible cazar patos.

Este es uno de los pueblos contra los que estaremos compitiendo; y digo compitiendo en el mejor de los sentidos. Tengamos presente que todos aquellos que estén buscando un rincón mágico en nuestro país tendrán la posibilidad de escoger entre Álamos y Sombrerete y otros 31 que existen a lo largo y ancho de nuestro territorio. El viajero tendrá la oportunidad de evaluar aquello que le ofrecen ambos pueblos y decidir a dónde va, cuándo va y cuánto está dispuesto a gastar. Álamos cuenta con 6 hoteles. Tres de ellos de cinco estrellas además de cuatro restaurantes de buen nivel. Como lo leímos en párrafos anteriores, Álamos ofrece una amplia variedad de sitios recreativos y de atractivos culturales.

Le propongo que compare con la mayor objetividad, lo que ofrecemos en Sombrerete y lo que acabamos de conocer de este Pueblo Mágico Sonorense y sobre esta reflexión reconozcamos lo que ya tenemos y lo que nos hará falta para competir y resultar vencedores. Lo difícil no será recibir el reconocimiento de Pueblo Mágico, lo verdaderamente difícil será mantenerlo y demostrar en el tiempo que si somos mágicos. Eso depende de nuestra gente. Eso depende de usted y de mí.

Jerez, Zacatecas, Pueblo Mágico


Prepárese para acompañarme a Jerez. Este rincón mágico que durante mi juventud fue el refugio para mis ansias de galán bailador y conquistador. La temporada de conquistar y ser conquistado empezaba con un rio de caballos y jinetes prestos para prenderle lumbre al Judas en Sábado de Gloria y concluía para mí al terminar la Semana de Pascua. Digo para mí, porque para los jerezanos continuaba por varios días más.
Visitar Jerez es empaparse de cultura e historia que se manifiesta en su exquisita arquitectura de cantera rosa y variados estilos como el barroco, gótico y mudejar, magia que se siente en la calidez y alegres costumbres de sus habitantes, en la riqueza de su elaborada gastronomía y la música típica que resuena en sus bellas plazas invitando al baile.
EI maravilloso poblado de Jerez, cuna del célebre poeta Ramón López Velarde, se encuentra en Zacatecas, a 57 km de la capital, situada en un valle largo y casi plano, que es la boca de entrada al Cañón de Tlaltenango. Este pueblo de clima seco y templado es ideal para el viajero que busca relajarse en un desenfadado ambiente provinciano de vivas tradiciones y encanto natural.
En el centro del pueblo se ubica el Jardín Rafael Páez, plaza tranquila y arbolada donde uno puede reponer fuerzas mientras admira su bello kiosco de estilo morisco o escucha el murmullo del agua de su fuente. Sitio que también es punto de reunión de las bandas oriundas de la región, prestas a amenizar la estancia en el jardín o cualquier evento social.
A un par de cuadras del jardín está el Santuario de Nuestra Señora de la Soledad, símbolo del pueblo que desde la hermosa entrada a su atrio de arco lobulado y fino trabajo de cantera, sorprenderá al visitante. La construcción es estilo neoclásico con dos inmensas torres y destaca su retablo dedicado a la Virgen de la Soledad.
Para admirar la soberbia maestría de los canteros de la región en su máximo esplendor, basta con volver la vista frente al santuario hacia el Edificio de la Torre, construido a finales del siglo XIX. Su ostentosa fachada de estilo gótico está elegantemente vestida de cantera. Originalmente funcionó como una escuela para niñas, y ahora alberga la Casa de la Cultura y la Biblioteca Pública Municipal
Jerez vio los primeros pasos del autor de La Suave Patria, y es posible acercarse a ese universo visitando la Casa Museo Ramón López Velarde, inmueble del siglo XIX que aún conserva enseres originales y exhibe objetos, copias de manuscritos y fotografías familiares del gran poeta que enalteció nuestro país.
El antiguo gusto de los jerezanos por el arte y la cultura se materializa en el Teatro Hinojosa. Recinto imponente y señorial inaugurado en 1878, con sillas y balcones tallados en madera, donde aún se presentan espectáculos que nos transportan a la época de mayor apogeo de Jerez.
Tampoco se debe perder dar un volteón alrededor de la plaza central y admirar el Palacio Municipal, edificio de estilo barroco construido entre 1730 y 1745 que ha sufrido múltiples remodelaciones, pero siempre conservando su carácter original. Su interior tiene un agradable patio central con arquería de medio punto.
La deliciosa cocina jerezana cuenta con muchos platillos típicos, entre ellos el asado de boda, preparado con carne de cerdo, la carne adobada, menudo, pozole rojo. También encontramos la birria al estilo de Jerez, enchiladas zacatecanas, lengua de res en salsa de almendras y sopa de tortilla. En el camino de Zacatecas a Jerez es obligatorio llegar a las tortas de Malpaso; pequeñas tortas rellenas de un chorizo que carece de progenitora. También se recomienda conocer la Hacienda Camino Real en el entronque Jerez-Fresnillo, donde se puede detener para comer
Para el postre hay una gran variedad de dulces preparados en casa como el queso de tuna, dulces de leche, de biznaga y calabaza. Todo acompañado de un buen vaso de pulque.
Los artesanos, cuyos trabajos se encuentran en el mercado de artesanías, trabajan cintos pitea-dos, huaraches, objetos tejidos y bordados como morrales, sarapes, jorongos y sombreros de palma. También se encuentran objetos de madera tallada y cerámica pintada, ollas, cazuelas y jarrones.
Los alrededores de Jerez ofrecen una buena oportunidad para darse una escapada y conocer las bellezas naturales que circundan el pueblo. Hacia el poniente de Jerez, a pocos minutos se encuentra la Sierra de los Cardos, donde podrá admirar las caprichosas formaciones geológicas y riscos como el de La Aguililla y Mesa de San Lucas, ideal para practicar campismo, bicicleta de montaña y montañismo.
La riqueza musical de México le debe mucho a la comunidad de El Cargadero, pues fue ahí donde se fusionaron estilos musicales prehispánicos con sones e instrumentos de otras latitudes para crearse el famoso “Tamborazo Zacatecano”, que dio lugar a las famosas bandas cuyo estilo se extendió por todo el país y mas allá de nuestras fronteras.
Jerez ya lo logró; Jerez ya es un Pueblo Mágico. Reconozcamos lo bueno que tiene este pueblo hermano y definamos nuestro rumbo para llegar a serlo también nosotros.
Yo escribo y usted me lee; gracias por eso.
Alonso Salas Ochoa.