lunes, 8 de septiembre de 2008

Dolores Hidalgo, Gto. - Pueblo Mágico


Encarrilados que andamos ya en los festejos patrios, déjeme compartirle lo que encierra este Pueblo Mágico de donde salió el espíritu libertario que hizo de nuestra nación un país soberano y que pudo a fuerza de sacrificios independizarse de la corona española.


No me atrevo a comparar Sombrerete con Dolores Hidalgo porque la hazaña que realizó este pueblo es única e irrepetible. Seguramente quienes visitan Dolores Hidalgo lo hacen con el propósito de reencontrarse con aquel capítulo de nuestra historia y vivir un poco más de cerca aquel inolvidable momento cuando los mexicanos decidieron luchar por su libertad.


El espíritu de la Independencia aún se respira en Dolores Hidalgo. Al centro de la ciudad la imagen del cura Miguel Hidalgo invita a recorrer sus calles u monumentos que guardan los testimonios de esa gesta heroica. Su belleza y presencia colonial se combinan con la sabiduría de su gente que orgullosa resguarda los tesoros de la mexicanidad.


Distinguida como la Cuna de la Independencia, es una emblemática y típica ciudad de provincia. Cuenta con varios monumentos históricos, digna de visitarse. Lo primero que salta a la vista es la belleza de la arquitectura del centro y su gente amable. El comercio y la agricultura forman parte importante de la economía del lugar. Todos estos atributos han hecho de Dolores Hidalgo un Pueblo Mágico.


Localizado frente a la plaza principal, la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores es el edificio más visitado de la ciudad; se considera uno de los mejores ejemplos del barroco de finales del siglo XVI. Lo más sobresaliente de su portada es la concha que remata al arco de acceso, así como las columnas estípites que enmarcan imágenes religiosas en sus nichos. En su interior se conservan dos bellos retablos, uno dedicado a la Virgen de Guadalupe y otro a San José. Hace casi 200 años, en uno de sus campanarios estaba la campana que sonó la madrugada del 16 de septiembre de 1810.


Ubicada en el extremo suroeste de la plaza principal, se encuentra la señorial casona de finales del siglo XVIII propiedad de Nicolás Fernández del Rincón, conocida como la Casa de Visitas, en cuya bella y elegante portada de estilo barroco destacan los arcos lobulados del primer nivel y una cornisa que en el centro se adorna con una cruz.


El Museo Casa Hidalgo, en la que vivió don Miguel Hidalgo y Costilla, data de finales del siglo XVIII. En las habitaciones se recreó el ambiente de la época, ahí se exhiben algunos documentos de la guerra de Independencia y pertenencias del Padre de la Patria como sus vestimentas sacerdotales, un estandarte de la Virgen de Guadalupe y el primer bando de abolición de la esclavitud. Hoy se resguarda una urna funeraria con sus restos.


En lo que antes fuera la Casa de Abasolo, ahora se encuentra la Presidencia Municipal. Adquirida por el Ayuntamiento en 1906, es un edificio de dos plantas, en el primer nivel luce una arcada y en el segundo, sencillos balcones.


Infinidad de piezas multicolores pueden verse en Dolores Hidalgo, es fácil encontrar cerámica, talavera y barro expuestos en los pequeños talleres. Se cree que esta actividad se practica porque el cura Hidalgo la infundió en algunos habitantes y se ha heredado por generaciones. También se realiza la talla en madera, la peletería y el cultivo de gusano de seda. Podrá encontrar muebles rústicos y artículos ornamentales elaborados en barro vidriado y policromado.


Los platillos más populares en Dolores Hidalgo son el mole y los chiles rellenos. Pero lo que le ha dado más fama son los exóticos sabores de los helados y las nieves, los hay de cerveza, camarón, tequila, queso, nopal, aguacate y mantecado Ya después del postre, nada como terminar la comida con un buen tequila.


A tan sólo 8 km de Dolores Hidalgo se encuentra la Hacienda de la Erre, una de las haciendas más antiguas del país que en la lucha por la Independencia fue el primer cuartel del ejército insurgente. Sus terrenos fueron comprados por el párroco Alvaro de Osio y Ocampo, quien los donó a los vecinos para establecer los límites originales de la población. Visitar San Miguel de Allende es encontrar uno de los sitios más bellos de Guanajuato. Fundado en 1542, por el fraile Juan de San Miguel, el pueblo se estableció en territorio habitado por indígenas purépechas. Su rápido desarrollo comercial se debió a su posición privilegiada en la ruta hacia las ciudades mineras.


A finales del siglo XVIII recibió el título de pueblo, pero fue hasta la segunda mitad del siglo XIX, cuando alcanzó el grado de ciudad. Se reconoció su importancia histórica con el nombre de Hidalgo, en honor de don Miguel Hidalgo y Costilla, quien la madrugada del 16 de septiembre de 1810, en el atrio de la parroquia de Nuestra Señora de Dolores, llamó a la población ahí reunida a tornar las armas y luchar por la Independencia de México.


Como decía al inicio de esta redacción, es imposible y además innecesario comparar Sombrerete con este pueblo mágico o con cualquier otro, dado que cada uno tiene su propia historia que ofrecer a los visitantes. Es menester que los sombreretenses rescatemos nuestra historia y la compartamos con quienes vienen a este rincón zacatecano. Es menester que todos, niños, jóvenes, adultos, ancianos, hombres, mujeres, conozcamos los capítulos más relevantes de la historia de nuestro Sombrerete para que con orgullo la podamos difundir a quien se interese en conocerla. Esa será una parte fundamental del valor mágico que tendrá nuestro pueblo.


Yo escribo y usted me lee; gracias por eso.


Alonso Salas Ochoa.